martes, 31 de julio de 2012

¿Qué realidades condicionan la gestión de un colectivo de pares en situación de aprendizaje? -Entrega 6/8-

Por Victoria Barturen*


En esta sexta entrega, veremos qué pasa con nosotros como partes formantes de una institución, qué se pone en juego a la hora de analizar la realidad psíquica en la institución. Esta vez abriremos preguntas que nos sirvan para pensar nuestra realidad docente y apelaremos a la creatividad y a la errancia como nuevos puntos de referencia.

Malestar institucional y creatividad


“Apenas hace falta decir que la principal base de este malestar es ambiental, ligada a las circunstancias mismas de los enseñantes, a las presiones que recaen sobre ellos. Nunca como ahora habían estado sometidos a demandas tan intensas, complejas y, a veces, contradictorias por parte de la Administración, de los alumnos, de los padres, de la sociedad en general.”
Alfredo Fierro.



Intentando acercarnos más al colectivo en situación de aprendizaje, es necesario entender las situaciones que se generan en la institución.
Podemos mencionar rápidamente algunos conceptos formantes. La institución es el orden por el cual se funda un colectivo con el objetivo de realizar una tarea útil, necesaria para el funcionamiento social. En nuestro caso, la institución es la escuela, la tarea, educar. Cornelius Castoriadis aporta la idea de instituyente e instituido, Edwin Goffman incluye que toda institución posee una vertiente autoritaria. Así también, sabemos que la tarea primaria de la institución es aquella que asegura la identidad de la institución.
Ahora notemos que existe una realidad psíquica en la institución, una fuente de placer (por el cumplimiento de la tarea primaria, por los ideales) y de sufrimiento (por el incumplimiento del encuadre, por el no-reconocimiento) para sus miembros, que no es homogénea.
Los malestares en la institución se deben principalmente a que la misma alienta la ilusión de la coincidencia para mantener el sentimiento de cohesión de los lazos y la tarea primaria, pero manteniendo a la vez, la negación del sufrimiento psíquico en ellos.
Al encontrarnos mediados por la institución, tanto docentes, directivos y alumnos, deberíamos instalar espacios de diálogo en los cuales trabajar juntos los malestares institucionales. La institución puede no contar con recursos materiales, no acompañarme en sus fuerzas directivas, no asesorarme técnicamente en mi especialidad, violentarme ideológica, ética, económicamente, etc. Estas situaciones me generarán malestar si me imposibilitan el cumplimiento de la función primaria de la educación, que por otra parte, es mi vocación. Ante estos y tantos otros conflictos podemos acudir a la errancia de Duschatzky, ya mencionada en este trabajo, como postura inicial: tengo que querer cambiar lo que sucede, sin responsabilizar al otro. La manera de hacerlo será a través de la simbolización del malestar, del encuentro con los otros.

“Cada niño al que enseñamos es maravillosamente único y nos exige utilizar la más exquisita de las facultades humanas, la capacidad de formarnos juicios en ausencia de reglas (…). [La buena enseñanza] se basa en la sensibilidad y la imaginación. Flirtea con la sorpresa. Aprovecha el afecto. En suma, la buena enseñanza es un asunto artístico.”
Elliot Eisner.

Hay preguntas que no pueden responderse a la ligera, ¿qué hacer con un alumno que no estudia, no produce?, ¿qué hacer si el grupo de alumnos se encuentra fragmentado y enfrentado?, ¿qué hacer si los alumnos se ausentan mucho?, ¿qué hacer con una educación musical maltratada en las escuelas, que no permite siquiera vislumbrar una propuesta de secuenciación en el aprendizaje? El tratamiento de estas preguntas necesitará de un diagnóstico, de un profesional docente comprometido. Necesitaremos formar un colectivo de aprendizaje que funcione junto, para ello tendremos que tener en cuenta todas las realidades vistas y mantenernos actualizados acerca de diferentes miradas que puedan ir surgiendo. Necesitaremos, en la medida de lo posible, poner al alumno al frente, como sujeto activo y responsable de su educación.
Necesitaremos creatividad. Para Elliot Eisner, se trata de la habilidad de hallar la oportunidad. Habla de ello como una habilidad artística que se mezcla con el juicio profesional, y es primordial para enseñar bien, para establecer relaciones personales con los alumnos y para apreciar su crecimiento. En palabras de Freire, la educación consiste en un acto de amor y coraje; es una práctica de la libertad dirigida hacia la realidad, a la que no teme; más bien busca transformarla, por solidaridad, por espíritu fraternal.

Podemos añadir algunas ideas a las ya mencionadas, que también servirán al docente en su trato con los alumnos y directivos, y a los mismos alumnos entre ellos.
En casos de conflictos de cualquier tipo, tendremos a mano la herramienta de la negociación. A saber, toda negociación fecunda parte de un presupuesto: reconocer al otro. La idea fácilmente rescatable de este concepto se trata de entender que reconocer al otro no significa compartir su ideología, reivindicar sus creencias o convalidar su comportamiento, sino aceptar que está ahí y merece mi respeto y atención en sus demandas. Si trabajamos sobre intereses en vez de combatir principios, tendremos más posibilidades de que la negociación resulte exitosa, ya que los principios no son discutibles ni intercambiables.

*Victoria es alumna del 3er año del Profesorado de Música

miércoles, 25 de julio de 2012

¿Qué realidades condicionan la gestión de un colectivo de pares en situación de aprendizaje? -Entrega 5/8-

Por Victoria Barturen*


En esto de conocer las realidades que condicionan la gestión de un colectivo de pares en situación de aprendizaje, no podemos dejar de advertir la realidad de los exiliados, la realidad de aquellos que necesita depositar su palabra, una realidad para nada ajena al trabajo en el aula.

Desplazados
"El exilio produce una profunda sensación de desamparo, de vivir a la intemperie."
Juan Gelman.



La cátedra “Psicología y Educación” aportó la historia del calvario de Ana, una desplazada por los conflictos armados africanos, que da cuenta de la importancia de que el exiliado esté provisto de alguien que lo escuche, que sepa que cuenta con un lugar en el otro, donde el otro y él mismo son imprescindibles. Es en la simbolización, en la confianza en la palabra, donde el relato de sí mismo tiene derecho a existir y ser verdad, configurando la identidad del relator como un hecho vivo y no uno ahogado y confuso.
Algo similar evidencia la película “Caché” al mostrar crudamente el devenir de lo no elaborado, lo no simbolizado, lo no explicitado por un antecesor, en las 2das y 3eras generaciones. El problema con lo no simbolizado es que se recibe encriptado, entonces es difícil discernir que el malestar no es propio, sino dado.
¿Cómo se relacionan estas realidades con el colectivo de pares en situación de aprendizaje?
En el caso de Ana, la traslación podría surgir a partir de la situación de un alumno que se siente excluido, fuera de su lugar y que no tiene en quién depositar su relato. Como docentes, debemos asegurarnos que los alumnos sientan que pueden depositar su palabra en nosotros, y cuando no puedan, al menos deberemos estar atentos a tal imposibilidad para poder advertírsela a las personas más capacitadas para ayudarlos.
En “Caché”, es importante saber que en el caso de estos niños de las 2das y 3eras generaciones, fueron las escuelas las que los proveyeron de un imaginario en el que el uso del lenguaje abrió pensamiento, conflicto e intercambio, aquello que en sus hogares faltaba. La escuela fue para ellos lo que la asistente social fue para Ana.



*Victoria barturen es alumna del 3er año del Profesorado de Música

sábado, 21 de julio de 2012

¿Qué realidades condicionan la gestión de un colectivo de pares en situación de aprendizaje? -entrega 4/8-

por Victoria Barturen*


Después de ver qué pasa con la posmodernidad, el mercado, la liquidez, la propuesta de encontrarnos con los otros y los procesos de etiquetamiento, en esta entrega nos acercaremos a la realidad latinoamericana, compartiendo algunas ideas sobre la educación en nuestro contexto.

Errancia y compromiso


“Estamos convencidos de que el momento histórico de América latina exige de sus profesionales una seria reflexión sobre su realidad, que se transforma rápidamente, de la cual resulte su inserción en ella. Inserción que, siendo crítica, es compromiso verdadero. Compromiso con los destinos del país. Compromiso con su pueblo. Con el hombre concreto. Compromiso con el ser más de este hombre."
Paulo Freire.

Latinoamérica ha sufrido las órdenes de los poderosos, genocidios y golpes de estado en servicio de la agenda de los imperios que regulan el mundo, corrupción, narcotráfico. Hoy se están abriendo nuevos desafíos en pos de la independencia de ciertas condiciones opresoras. Estos nuevos desafíos incluyen el derecho radical a la educación, educación de calidad para todos, no un privilegio para pocos.
La educación pública debe ser inclusora, actualmente hay más niños y niñas en el sistema escolar, pero también hay más niños y niñas excluidos de la sociedad.
Vivimos un tiempo en que las instituciones propias de la posmodernidad, como la Escuela y el mismo Estado Nación parecen haber perdido -o al menos menguado- su capacidad de instituir, de crear subjetividad. Quedan espectros, restos de escuela.
En la introducción de “Escuela y comunidad. Desafíos para la inclusión educativa.” del Ministerio de Educación, Ciencia y Tecnología, se comenta que las escuelas que trabajan en contextos de pobreza, enfrentan serias problemáticas para desarrollar una enseñanza de calidad. Una de sus consecuencias es la cristalización de trayectorias educativas signadas por la discontinuidad, escasos aprendizajes y abandono educativo.
Duschatzky se apoya en relatos y diálogos para mostrarnos a estos alumnos: vidas que se construyen y reconstruyen en escenarios de devastación y que de maneras insospechadas habitan las instituciones educativas, las cuales abandonan o de las cuales son expulsados. Estas vidas, empujadas por la lógica expulsiva del capitalismo actual y por el arrastre de coyunturas locales, no reconocen una pobreza tan sólo material, sino un estado de intemperie respecto a resortes básicos de existencia social. Para esta investigadora, no es un hilo identitario lo que los agrupa, sino el hecho de encontrarse arrojados a sus propias fuerzas de supervivencia.
Las experiencias locales y nacionales que puedan relacionar calidad e igualdad, tienen que ser fortalecidas.
No podemos desentendernos, como futuros docentes, de las necesidades de las escuelas en nuestros barrios, localidades, provincias.
Privilegiemos una educación que se emancipe de las políticas efímeras y pasajeras, que revierta las dinámicas de exclusión, que sea de calidad y para todos, realmente democrática. El actual funcionamiento de nuestro sistema económico y gubernamental no atiende a estas prioridades y es un obstáculo para el progreso de la humanidad.[1]




* Victoria Barturen es alumna del 3er año del Profesorado de Música.

miércoles, 4 de julio de 2012

¿Qué realidades condicionan la gestión de un colectivo de pares en situación de aprendizaje? -entrega 3/8-

por Victoria Barturen*

Observamos, en la segunda entrega, la mirada de Cristina Corea y las bondades de encontrarnos sinceramente con los otros.
En esta entrega veremos quiénes son los outsiders, qué es lo que sucede con los estereotipos y los procesos de etiquetamiento, y cómo estos procesos  se vuelven práctica común en los distintos espacios de la docencia.

Los outsiders

“Nombrar no es jamás una operación inocente; sobre todo, si el poder de nominación emana de una instancia jerárquica superior, de una figura legitimada y autorizada socialmente, como lo es el docente.”
Carina Kaplan.

La modernidad en que vivimos, condena, etiqueta, agrupa, califica, reprime. Cada uno tiene su lugar. No está en la misma posición quien es un ente que consume de quién no lo es, por falta de recursos, o por rebeldía. Hay un afuera y un adentro, igual que en una institución, igual que en un colectivo de aprendizaje o cualquier grupo social. En la sociedad, la fuerza policial –entre otras- es la que media y ordena entre los poderosos y el pueblo. En una institución puede ser el Director, puede ser el profesor, puede ser el Estado mismo quien decida abandonar a un alumno, por los más diversos motivos, pero principalmente por falta de idea, falta de interés, impotencia.

“Un maestro podría decir: el problema es la violencia, la pobreza, el desinterés, la inseguridad, la desatención de los chicos y el abandono de los padres (…) pero, en verdad, su problema (…) se palpa en la sensación de angustia o impotencia que le provoca.”
Silvia Duschatzky.

La Lic. Silvia Duschatzky dice que un maestro no se choca realmente con “la violencia”, con lo que se choca es con un modo de ser que lo distancia, lo encierra, lo perturba y lo amenaza. Sin embargo, también lo pone en actitud de exploración de nuevos acercamientos.
En “Brisas”, José Narosky escribe: "Frente a las dificultades, algunos frenan su avance. Pero otros, redoblan su impulso".
De esto se trata la errancia, no en un deambular inerte sino en una disposición activa a tomar lo que irrumpe y agenciar algo en torno de eso. Duschatzky lo ejemplifica con el registro de situaciones en las cuales distintos maestros encuentran la oportunidad en la crisis, desarrollando prácticas educativas alternativas.
Otra mirada a la que podemos apelar es la que subyace al concepto de interaccionismo simbólico. George Mead habla acerca de un mi que surge de las exigencias de roles de los demás y un yo que aportamos nosotros mismos. Como solemos responder a las demandas de rol para no generar disrupciones, nos vamos configurando, en buena medida, como lo que los otros demandan que seamos.
Esta idea resulta muy interesante si pensamos en el libro de Howard Becker “Outsiders”, los sujetos a los que la sociedad estigmatiza desde el “no te juntes” hasta la imposibilidad de llevar una actividad competitiva en la vida cotidiana, sujetos a los que se les condiciona una carrera conforme a la estigmatización. Denis Chapman en su libro “Sociología y el estereotipo del criminal”, esclarece cómo se seleccionan sujetos para criminalizar conforme a estereotipos y cómo el portador de la etiqueta va asumiendo ese personaje, como su mi se vuelve aquello que los otros ven.
Estas ideas se asocian fácilmente con la función preformativa del lenguaje. El enunciado preformativo es aquel que por su propia enunciación es un acto con consecuencias materiales en la realidad. La Dra. en Antropología Rosana Guber explica cómo esta función suele activarse en tipificaciones sociales del tipo “judío”, “villero” o “boliviano”. Al expresarlos sobre un sujeto, se lo constituye instantáneamente con atributos que lo ubican en una posición estigmatizada.
Son estos entramados lingüísticos los que debemos conocer para advertirlos como malestares que pueden condicionar a nuestros alumnos y a los que debemos evitar aludir en acciones que resulten negativas para el colectivo de aprendizaje.
Una de las mayores violencias simbólicas cometidas contra los pueblos originarios, ha sido la de universalizarlos a todos bajo una expresión que ni siquiera los identifica: “indígenas”.
El artículo del poeta Oscar Fariña “Orgulloso de ser hijo de una mucama paraguaya”, publicado el 14 de Abril en el diario Clarín, describe otro claro ejemplo. Su madre paraguaya tenía un puesto administrativo cómodo en su país natal. Nunca consiguió un puesto similar en tierras argentinas, y aunque la excusa eran los papeles, creo que el etiquetamiento es particularmente obvio. En nuestro país –aunque cada vez es mayor el interés por la igualdad y el respeto por la diversidad social-, una “paraguaya” no puede hacer mucho más que limpiar una casa o cuidar chicos, creo que es a eso a lo que alude el título del texto. El hijo y autor del texto, fue excluido de ser parte de una nación en la que crecía, cuando autoridades del colegio al que asistía le propusieron no realizar el juramento a la bandera. Al ver a su compañero boliviano realizarla, sintió un malestar tal que lo llevó al desmayo.
Esto es violencia simbólica, esto es lo que debemos reconocer y destituir de nuestras escuelas, pero no debemos quedarnos simplemente allí. Ante un grupo que presente rasgos propios de estigmatización, tenemos que animarnos a ahondar sobre una realidad que no nos haya tocado de cerca antes, y hacerlo con compromiso y seriedad, para que las clases que demos los interpelen. La charla de la novelista Chimamanda Adichie, “El peligro de una sola historia”[1], echa luz sobre los errores que cometemos al creer que conocemos una realidad, cuando, en rigor de la verdad, sólo tenemos información fragmentada de tan sólo un costado de esa realidad, equívoco y, a veces, falaz. Es una invitación a hacernos cargo de la manera en que abordamos ciertas realidades.




*Victoria es alumna del 3er año del Profesorado de Música de Collegium.