jueves, 10 de octubre de 2013

EL LOGO DE COLLEGIUM

Por Gustavo Giachero*



     Cuenta Alicia Moreyra, actual docente de nuestra casa y miembro fundador que “hubo dos propuestas, la del auleta y la bailarina que todos conocemos, y otra que tenía un angelito. Ambos habían sido diseñados por Mimí Kitroser y Ana María Pagola. Discutimos un rato, nos miramos y dijimos… ¡el de la bailarina!”. Mimí, música, docente, arquitecta y otro de los miembros fundadores de Collegium agrega: “la figura es de un vaso griego y la elegimos con Ana. Después lo armé pegando letra por letra sobre una base hecha a lápiz con compás y dibujando los círculos con Rotring porque la figura original tiene sólo el fondo […]. No pensamos demasiado, la usamos porque nos gustó.


     Para entonces ya se había definido el nombre de la institución, que había ido a la final con “Cuchuflito Do-Re-Mi”. Pero esa es otra historia.

     Aunque usted… no lo crea.

El vaso griego


     La imagen griega proviene de una copa ática de figuras rojas (siglo V a.C.). Representa la actuación en una fiesta privada de un joven flautista y una bailarina profesional (la piel de pantera, la flauta doble y los crótalos o castañuelas son elementos asociados al culto dionisiaco).


    Fue confeccionado por dos artistas: un alfarero y un pintor. Pythonepoiesen es el nombre del alfarero y significa Pitón me hizo. Debemos considerar que el alfarero, figura socialmente muy importante, frecuentemente contaba con el concurso de pintores en su taller, en algunos casos, similarmente relevantes. El pintor, Epiktetos, aparentemente tenía un reconocimiento mayor al de otros contemporáneos. Su nombre significa recientemente adquirido, en alusión a la condición de esclavo a la que pudo estar sometido en algún momento de su vida.

     La técnica utilizada es la de cerámica de figuras rojas, las figuras de color rojo se pintan sobre un fondo negro. Para su realización es necesaria una estrecha colaboración entre alfarero y pintor pues la pintura se realiza con la arcilla aún fresca. Rápidamente y sin poder ver lo que dibuja, pues la pintura no puede apreciarse sino hasta que la arcilla es horneada, el pintor hace su trabajo de memoria o imaginándolo en el mismo momento que lo crea.

     El vaso se conserva hoy en el British Museum, Londres, bajo la catalogación E38.

Otras versiones del logo

     El logo fue adquiriendo, por distintos motivos y sobre todo a partir de la posibilidad de la digitalización, otros detalles y colores. Estas son algunas de las versiones utilizadas:




Bibliografía y consulta


Se agradece el asesoramiento de Alicia Moreyra, Mimí Kitrosser y Carlos Ravina.

Enlace para descargar versión imprimible acá

*Gustavo Giachero es Director y docente del Nivel Superior de Collegium

viernes, 26 de abril de 2013

Tweet…! I like?


Por el Profesor Carlos Ravina*

Del “al-bana” árabe, “constructor”, heredamos “albañil”, ese que pedía la protección de los Cuatro Santos Coronados que figuran destacados en los Estatutos de los Picapedreros medievales y en cuanto espacio físico podían entronizarlos esculpidos en piedra. Y la pedía porque al igual que un maestro, sabía muy bien que no vería su obra terminada. Su obra era una catedral completa, no su porción (apenas un pedestal, una pechina, un arbotante) y una catedral completa insumía siglos; en el mejor de los casos, siempre más años que los que le quedaban de vida al que la había iniciado.
¿En qué estado de conciencia reflexiva vive un creador (y un albañil lo es) que se sabe autor de un resultado que lo sobrevivirá por siglos o que está a cargo de garantizar la culminación de una herencia de siglos? ¿En qué estado de conciencia reflexiva vive un creador que se sabe parte necesaria de un colectivo, configuración mancomunada insoslayable si lo que se desea es ser autores de algo más abarcativo que el propio ombligo?
Estamos viviendo en una jungla palabrera, una especie de atmósfera de gaseosa consistencia en la que serpentean vertiginosamente toda clase de enunciados restringidos a 140 caracteres...
¿En qué estado de conciencia reflexiva vive una persona cuyo límite para la enunciación es 140 caracteres?
¿Será cierto eso de que un tweet es un breve estallido de información inconsistente?
Y vos que sos docente, ¿podrás combatir ese narcisismo que le exige a tus alumnos que sean una culminación cuando apenas estás siendo testigo de una compleja tarea de apropiación reflexiva de otro y que le llevará toda una vida?
Para ser maestro, la cultura tweet no sirve tal como la idolatramos hoy.


*Carlos Ravina es profesor titular de Psicología y Educación (PM), Ensamble clásico (TSI), Taller de Lenguaje Musical (TSI) y Audioperceptiva I (TSI)