viernes, 26 de abril de 2013

Tweet…! I like?


Por el Profesor Carlos Ravina*

Del “al-bana” árabe, “constructor”, heredamos “albañil”, ese que pedía la protección de los Cuatro Santos Coronados que figuran destacados en los Estatutos de los Picapedreros medievales y en cuanto espacio físico podían entronizarlos esculpidos en piedra. Y la pedía porque al igual que un maestro, sabía muy bien que no vería su obra terminada. Su obra era una catedral completa, no su porción (apenas un pedestal, una pechina, un arbotante) y una catedral completa insumía siglos; en el mejor de los casos, siempre más años que los que le quedaban de vida al que la había iniciado.
¿En qué estado de conciencia reflexiva vive un creador (y un albañil lo es) que se sabe autor de un resultado que lo sobrevivirá por siglos o que está a cargo de garantizar la culminación de una herencia de siglos? ¿En qué estado de conciencia reflexiva vive un creador que se sabe parte necesaria de un colectivo, configuración mancomunada insoslayable si lo que se desea es ser autores de algo más abarcativo que el propio ombligo?
Estamos viviendo en una jungla palabrera, una especie de atmósfera de gaseosa consistencia en la que serpentean vertiginosamente toda clase de enunciados restringidos a 140 caracteres...
¿En qué estado de conciencia reflexiva vive una persona cuyo límite para la enunciación es 140 caracteres?
¿Será cierto eso de que un tweet es un breve estallido de información inconsistente?
Y vos que sos docente, ¿podrás combatir ese narcisismo que le exige a tus alumnos que sean una culminación cuando apenas estás siendo testigo de una compleja tarea de apropiación reflexiva de otro y que le llevará toda una vida?
Para ser maestro, la cultura tweet no sirve tal como la idolatramos hoy.


*Carlos Ravina es profesor titular de Psicología y Educación (PM), Ensamble clásico (TSI), Taller de Lenguaje Musical (TSI) y Audioperceptiva I (TSI)