sábado, 9 de julio de 2011

Dar lugar a la palabra del otro

por el prof. Carlos Ravina*
De Collegium egresan año tras año, jóvenes que pasarán a formar parte de cuerpos docentes de escuelas en las que enseñarán música. En otras palabras, tendrán influencia en los niños, en sus familias, en pares y colegas de su comunidad educativa, y también en los directivos. Eventualmente, influirán aún con mayor alcance en aquellos casos en que la producción de sus alumnos tome estado público más allá de la escuela. Es válido decir entonces que un maestro de música tiene una cuota de peso social importante como transmisor de cultura. Por lo tanto, también lo tienen nuestros egresados... ¿para reproducir lo vigente, o además, para inaugurar lo nuevo?
Con esta imagen en el ánimo es que afloran preguntas que tal vez enriquezcan la trama conceptual con que nuestros alumnos se nutren durante su paso por el Nivel Terciario de Collegium CEIM. Interrogantes que seguramente suscitarán otros interrogantes. Y ya sabemos que ello genera movimiento vital, muy diferente a la quietud mortífera de las respuestas que tienen todo evaluado y ya resuelto para siempre y para todos.
Una pregunta podría ser ¿por qué se invierte mucho más esfuerzo en enseñar a copiar repertorios, estilos, y actitudes, que a desarrollar la propia narrativa? En sus escuelas los niños dibujan, narran, traman argumentos... pero no componen. No me refiero a esos juegos con elementos musicales, ambientaciones sonoras, simulacros de FM, que son ciertamente tablas de salvación para esos días en que ninguna idea brota. No, me refiero a componer, es decir, a configurar un discurso.
“Lo propio del hombre no es la lógica sino la imaginación irrefrenada, defuncionalizada. Esta imaginación, como imaginación radical de la psique singular y como imaginario social instituyente, provee las condiciones para que el pensamiento reflexivo pueda existir, por lo tanto también para que pueda existir una ciencia y aún un psicoanálisis” advirtió el filósofo Castoriadis y creo que no nos vendría mal entonces insistir en esta pregunta: ¿por qué valorizamos más la mímesis que la imaginación radical? ¿Por qué en la escuela no se enseña a narrar musicalmente los propios contenidos?
Hay otras preguntas, que formularemos en la próxima entrega.

* El profesor Carlos Ravina es profesor titular de las cátedras Formación Musical General II - III, Práctica Vocal e Instrumental II - III, Audioperceptiva I y Ensamble Clásico de la TSI

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