miércoles, 31 de mayo de 2017

Nos colgamos con “Los Colgados de la Luna”



Nos “colgamos” con una de las expresiones artísticas más lindas y expresivas como es “la murga”.
Somos dos alumnas del Profesorado de Música de Collegium. Iniciamos nuestra formación docente haciendo prácticas en terreno y nosotras elegimos hacerlas en: Los Colgados de la Luna; una murga con ritmo y estilo porteño de barrio General Paz.
- Acá comienza nuestro relato…
Ellos suenan con instrumentos que se alternar entre la parte percutiva, bombo con platillo, con la incorporación de instrumentos de cuerda. Su vestimenta es sumamente colorida y llamativa al igual que su danza, muy alegre y festiva.
- Saben por qué?...
Según cuenta una vieja leyenda urbana, sus movimientos al danzar fueron representados por los descendientes afroamericanos e imitados por otras culturas, como los criollos .En las primeras presentaciones murgueras se acostumbraba a pintarse la cara para representar a esas personas descendientes de lo afro que crearon la danza, con el conocido “salto” (representación de la liberación), al igual que el temblequeo característico murguero.
- Nosotras aprendimos que…
Una murga es rica no sólo en su historia y representación, sino también en la creación de un sentimiento de pertenencia, valoración y trabajo grupal. Ayuda al desarrollo de cada uno y a la comunión de esas subjetividades.
Como toda actividad artística, se enriquece con saberes, lenguajes y expresiones en este caso musicales, teatrales y de danza. Creación colectiva que también se enriquece de la espiritualidad de cada uno.
- Lo que pudimos ver en esta gran comunidad…
Un espacio conformado por personas de diversas edades y género, en el que se respetan las ideologías y diferencias de cada uno, sin exclusiones de ningún tipo sino creando un lugar abierto e inclusivo.
Hay un gran espíritu grupal, con ganas de expresarse, con ganas de que todos veamos lo que ellos vienen a mostrar.
Los Colgados de la Luna, están esperando que dejemos de lado un rato la rutina y nos sentemos a escucharlos, cantar y también bailar con ellos.
- Así nos despedimos…
Colgadas con su alegría y su buena energía tan contagiosa que desconecta de lo cotidiano.
Gracias murgueros por recibirnos sin siquiera haber tenido que pedirles permiso!

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