miércoles, 31 de mayo de 2017

Seguir Cantando


Octavio Calderon - Juan Giri - Belén Monti - Federico Acevedo



Te lo cuento así:
Anoche te quedaste viendo una película de ficción, de esas en el que el personaje regresa en el tiempo. Terminaste, te acostaste a dormir y escuchaste música de afuera. Hasta ahí todo normal. Hoy te levantaste y saliste a la calle con el fin de siempre, pero cambiaste el rumbo. Venías por Cañada y en lugar de seguir, doblaste por Lavalleja. Y ahí, exactamente al 65, viste entrar a un grupo de gente mayor. Sin darte cuenta, de pronto estabas mirando el marco de bronce de la entrada, tratando de deducir a qué concurría esa gente.
¿Qué fue lo primero que pensaste? En la película de anoche. Fantaseaste con esos abuelos volviendo en el tiempo y te decidiste a entrar.
-Este es el coro seguir cantando.- Te dijo una voz potente y dulce, escondiendo una sonrisa detrás de un par de lentes aéreos. Volviste la vista y para tu sorpresa viste a una mujer joven, vestida de manera informal, parada en el centro del salón.
En ambos laterales, mujeres de pié. Algunas conversando, otras observándote de manera casi maternal. De frente a vos y de pié, erguidos, casi como quien se jacta de su cuerpo esbelto y firme, una serie de hombres, también sonrientes y charlatanes.
Inclinaste la cabeza como saludando respetuosamente, y poco a poco te fuiste olvidando de la postura que tenías, qué pensabas o adónde ibas.
Ellos ya habían movido sus cabezas lentamente, controlado su respiración. Habían hecho lo que aquella joven mujer les había indicado... “Calentamiento” o “vocalización”. ¿Importa el término? Vos no estás ahí por eso. Te cautivó la forma en la que se expresaban y se reían, se hablaban y respetaban. Y como si eso no alcanzara para transportarte a otro lugar, también cantaron. Con pasión, con sentimiento. Ponían el alma en cada verso. Se equivocaban, se corregían y volvían a entregar el alma, a compartirla.
Ellos aprendían y vos aprendiste también que no te las sabes a todas, que te queda un montón de viaje por delante.
Terminaron de cantar y ya con las almas compartidas y hechas una sola, recordaron a otros que no estaban. Los traían con anécdotas. Casi que pudiste verlos en esos recuerdos. Casi, casi que los extrañaste. Pensaste en tus viejos, tus abuelos y tu infancia.
Te agradecieron por estar ahí, te invitaron a volver el próximo miércoles a las 15:30 para que te animes a cantar y a sumarte a ese colectivo de almas.
Sonreíste, volviste a inclinar la cabeza con el mismo respeto, pero ahora a manera de despido. Volviste a sonreír y te fuiste sabiendo que tenías cita obligada para la próxima semana, para volver a ver y escuchar a Alejandra, a Chiche, a Armonía y a todos.
¿Viste? Al final no te equivocabas, como en la película de anoche, ellos volvieron atrás en el tiempo.

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